Callejones rotos que ofuscan las miradas
Y expresiones que anuncian desgracia
Invade el deseo de incendiar los pozos
Para poder esperar a la luna y continuar
Todos corren por el bulevar del olvido
Donde se sembró cada recuerdo marchito
Y se llenó de lodo cada esquina profanada
Con el espeso atardecer de un mañana que grita
La verdad se apiada de las ánimas desesperanzadas
Donde algún día Shakespeare inmortalizó su voz
Entonando un romance sin valor
En cada vacío de estómago.
Detrás de aquellos muros casi visibles
Se eclipsaron cientos de sueños
Desaparecieron los rumores de júbilo
Y los deseos cuelgan en telarañas
Rodillas lastimadas por grietas de cemento
Y las clemencias ocultas en el pecho
Sin derecho a ver, sin derecho a respirar
Llenos de finales inciertos