Estás cansada…
Te miras al espejo y no consigues ver
más que tu triste y pálida figura…
Tan marchita, tan opaca, tan cadavérica,
Tan triste y devorada por el tiempo,
Tus ojos desviados a la muerte,
Tu cuello torcido, tu boca amarga,
Tu pobre figura, tu cuerpo vencido.
Tu rostro ignorado.
Advertí que esta hora llegaría.
Y quisiste ocultarla, inútilmente.
Y sus brazos giraban, implacablemente.
Anunciaban como el tiempo te consumía.
Los minutos se convertían en tu abismo…
Y los segundos te bebían…
Ahora mírate…Patética figura.
Alucinada y triste.
Disipó el tiempo tu esperanza.
Lapido tu belleza y tu juventud.
Ya, humillado reflejo.
Cierra tus ojos...
Vencida.
Fallece.
J. Sebastian P.
1 comentario:
A pesar del estilo de expresión que este verso posee, el mismo tiene cierto parecido a uno de mis tantos poemas ya publicados; no sé, pero es lo que noté y me sentí muy identificado.
Me gusta!
Sebastián es bueno..
Saludos para los dos!
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