Sabor a invierno me despoja totalmente
Estremece mi sentidos uno a uno
Aterrizó en mi instinto sin aquiescencia
Quiero arrancarle la sombra
Sumergir sus deseos en mis pretensiones
Poblar sus miradas con cada fragmento intranquilo de mi ser
Me aferra sin compasión cuando exclama mi nombre
Quiero apartar mis ojos de su presencia
Su toxina penetra, soberbia, perspicaz, pero
Me hiere, su aire es impío.
La dulce tentación de su amarga temple me embauca, me envuelve
Su alma fue extraída del mismo averno
De donde se le impuso excavar mis secretos uno a uno.
Su estructura se aleja de mis deleites
Pero no puedo desprenderme
Un maleficio que ahuyenta mi cercanía
Pero el imán me atrae hacia su sombra espectral
Odio cada renuencia impura que tiene
Pero amo sus afanosos rasgos derrochantes.
Me envuelven sus alas negras
Se ocultan sus crueles infamias con cada fulminante avidez
Es el Dueño de mis ardientes ambiciones
Lleno de castigos mi cuerpo
Lastimo sin piedad mis mejillas
Arrancando de mis lágrimas
Cada excitación prohibida que tuve
Desahogo mis penas aniquilando cada partícula de
Sus rastros
Su ánima es un envío mortal
Que me aprehende
Disecciona mi furia
Lo pierdo más cuando más lo gano
Estoy harta de fantasear
No quiero delirar por él
Quiero arrancarme el alma
Oscurecer mi mente
Pero mi piel pretende que sus
Dedos la cubran
Que sus hálitos las estremezcan
Que sus labios la envenenen
Y que sus dientes la laceren
Por castigo a esa adhesión prohibida
Me convertí en una devota por culpa de una maldita tentación.
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