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Amélie Poulain. Comptine d'un autre été, Yann Tiersen.

enero 20, 2008

La Mano del Poeta


Derramando sangre del aliento

Suplica clemencia para su alma desterrada.

Sin ninguna intención de su error,

De rodillas, escribe su última inspiración.

Hundido en su lago de culpa

Prefiere vestir de luto su dolor.

Sin vuelta atrás

Vaciando en sus páginas vanas las lágrimas

De un recuerdo que olvida su existencia.

¿Cuál es el peor dolor de su arrinconado espíritu?

¿El temor al olvido?

¿O el recuerdo eterno?

Se arrastra por la superficie de aquel precipicio

Cortando sus dedos uno a uno con aquella aguda

Navaja.

Empañando cada rincón, con sus manos, escribiendo

Con su sangre cada petición de perdón.

No detiene aquel plectro que lo invade.

Lluvia incesante que inunda aquellas páginas

Despide la mano del poeta

No resiste ese padecimiento

Arranca con sus dientes las mentiras colgadas

De una oscura pared

Las imágenes que un día deseó

Que un día le dibujó una sonrisa perpetua

Y que hoy… se la destruyó para siempre

Disfraza sus ojos con aquella lóbrega calma

Para engañar a su mente de que no existió nunca

Esa razón para escribir

Podrá desistir de su alegría, pero nunca podrá renunciar

a sus recuerdos que escriben la profecía de su alma.

enero 08, 2008

Estaba Escrito


De su escondrijo deseaba poseer esa blanca piel.

Tener sus labios contorneados de granate.

Sus ojos cubiertos por los delineados párpados.

Sus derrochantes caderas tambaleantes.

Cada uno de sus jadeos.

Soñaba con ostentarla y poseerla cada oscuro momento.

Saborear cada rastro de sus poros.

Morder sus cálidos rincones sin descubrir.

Mientras oculta su rostro detrás de sus penas,

Maldiciendo su existencia,

Aferrándose a su deseo sempiterno.

Alejándose de cualquier injurioso comentario.

Mordiéndose los labios sin poder gritarlo,

ahogando sus ojos en lagos de lágrimas,

asfixiando su pecho con el nudo de su garganta,

Queriendo siempre despojar su mente de sus

pensamientos más impuros con ella,

con ella, quien es inalcanzable

que se adueña de su alma cada instante

inunda su mente con sus sueños.

Sufre trágicamente, con el corazón desangrado,

las fantasías sofocadas por desánimos.


Colgando demonios en su espalda

Que ahuyenta sus pasos que conducen a su amada.

Desesperante sentimiento que ningún demonio logra entender,

que acusan de ser imposible e innecesario…

Entierran ese amor, que no tiene principio ni fin,

En el lugar más lejano.


Su complejo aumenta, cual roedor encerrado

En su propia madriguera,

logrando determinar su destino y vociferando

con cólera, de rodillas, frente al infinito:


- ¿Para qué existo? Si mi alma quien se entrega

Puramente a aquella perfección de mujer, no logro

Merecerla

Acaso el amor de aquella mujer ¿Envenenaría mi cuerpo

Y mi alma?

No comprendo.

¿Por qué?



Demonios tienen escritos que el amor de una mujer no puede ser

Correspondido por otra mujer…