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Amélie Poulain. Comptine d'un autre été, Yann Tiersen.

junio 21, 2008

57 Grados



Con las sábanas húmedas

derritiendo los sentidos
que condenan una noche.

Donde una batalla se expone
entre dos deseos simultáneos.

Cada delirio logra que un bombardeo de placeres
estallen en la esquina de la cama.

Con la mirada oculta tras una mascada
golpea las palmas de sus manos contra
la pared.
Con el rasgado con su recias manos
la despoja de su vestido negro.

Con sus labios rodea sus espalda
acosa sus gotas de sudor que se convierte
en dulce sabor para su paladar.

Vive el adorado sueño de su fiel fantasía.

Dentro de sus piernas grita por la seducción
que unas deliciosas caricias excitantes recorren.

Una perfecta imitación de fiera en su postura
controla sus movimientos faltos de cordura.

La sonrisa angelical se borra con sus dientes
posados en su pecho.

Envenena cada parte de su piel
consumando aquella pasión de desconocidos.

Un intruso entra en ella, la provoca
la conduce a un pecado sexual.

En menos de un minuto
son presas de su castigo.

Besa hasta sus secretos prohibidos.
Empaña con intensidad sus rincones
sin olvidar ninguno.

Voces melodiosas componen
los versos orgásmicos de su acto.

De sus labios caen suspiros de placer
que acompañan cada gemido...


Ella se exhalta
Él la apacigua
Ella siente
Él lo repite
Ella pide
Él la complace
Ella llora
Él la besa
Ella acaba
Él la acompaña...



Mis oídos sangran
mis ojos se dilatan
mis dedos tiemblan
mis manos cubren un gatillo
de una 9mm...
y mi inconciente sonríe,
mi respiración colapsa
cuando una bala despega
y aterriza en su cuerpo desnudo...
La sangre se derrama entre sus
equívocos.


Los dos cuerpos abrazados culminan su magnetismo sexual...

Serán infieles eternos en su propio infierno...

junio 03, 2008

Inocencia Psicópata


Desde los pómulos contraídos, labios secos y agrietados.
Aquella mirada sin brillo color miel. La piel con poros
dilatados dejando salir gotas de fluidos corporales,
donde sus manos se adueñan de aquel filo de una botella
quebrada intencionalmente,sus piernas siguen un cauce
con destino a una víctima. Esperando escuchar las súplicas,
el perdón, el adiós, pero se ha vuelto sordo, donde éste
le coquetea al demonio que se convierte en su ídolo y le
ordena que cumpla con su deseo. Venganza que saborea el final
de una historia desangrada.

A mitad del camino un pecho femenino se encuentra bruscamente
con el feroz enemigo puntiagudo. Desgarra sus ojos con sus dedos
y desata sus garganta con un agudo chillido de dolor. Resbalan
cascadas inclementes de sangre por sus piernas tiñendo aquellas
tibias caderas cubiertas por su falda blanca.Sus pupilas se dilatan
intentando hipnotizar el fenómeno que un día pudo amar.
Sus piernas pierden estabilidad cayendo a pura gravedad rebotando
su cabeza contra la mesa para llegar al suelo y sin despedida.

El enemigo destila una sonrisa placentera y sin remordimientos,
toma una toalla seca y limpia sus manos, deshaciéndose de su
fiel arma. La toma de sus piernas arrastrando su cuerpo por la sala,
enganchándolo con cada objeto que esté a su paso.
Cierra las cortinas, apaga las luces y viste a la dama de gala, tendiendola
en el sillón. Acaricia sus piernas heladas y resecas, tomas sus manos pálidas
y besa sus labios rígidos brotados y con sangre seca. Deja su mirada
descubierta y sujeta su cabeza lacerada con una estaca que la atraviesa
clavándola en aquel sillón.

Con la copa de vino en su mano brinda por su visita mortal y en su
nombre toma un sorbo y humedece sus labios saboreando los dos
tonos de sangre y licor. Detiene su olfato en la copa y disfruta de
su olor dulce unido al fétido de un cuerpo sin vida.

Enciende la melodía sacra que deleita sus recuerdos con ella.
En su cabeza oye los gritos demoníacos que felicitan su éxito
asesino, coronándolo como su principiante.

Mientras sigue relajando sus sentidos recostando su espalda en el
respaldar de su cama, cierra sus ojos, fuma un puro.
Su ceguera temporal lo condena a su estado sociópata, mientras
su amada, quien tiene la mirada fija hacia él, lo altera...
Sin sentido racional abusa de su víctima muerta.

Descubre que su amor es inmortal y desea conservarla.
La toma entre sus brazos quebradizos desprendiéndole el cráneo
estancado sin clemencia. La lleva hasta el mar donde las olas
fueron concebidas, la posa en la arena, desorbitando sus sentidos
sin saber a donde ir ni hacer. Con pasos lentos y pesados ahonda
su camino dejándose cubrir por el salado y furioso líquido dejando navegar
el clamor de su silencio. En medio de la nada cubierto por la noche
e iluminado por la luna sus reflejos son despertados por un látigo
acuático. Intenta luchar contra su peor enemigo...él mismo.

Cubre su rostro en el hondo del mar suplantando el oxígeno
de sus pulmones por agua. antes de nublar su mirada un espectro
se hace presente desde lo profundo,una mujer con trapos blancos,
rostro púrpura, sin ojos no lo deja ir a la
superficie,estrangulando su cuello, mordiendo sus mejillas. Logró
zafarse, nada a la orilla donde yace el cuerpo cubierto de arena
y lo lanza en el mar, pero segundos antes de lanzarlo el rostro de la mujer
es el mismo espectro que lo atacó. Corre hacia su refugio


Está poseído...logrando que su mente controle sus manos, quienes
se apoderan de un cuchillo... uno a uno sus dedos se desprenden
con lágrimas de dolor que deslizan por sus mejillas agredidas.
Su mente lo castiga...pueden verse sus huesos desglosados entre sus
dedos mientras la sangre recorre laberintos entrecruzados en la cerámica
del suelo. claramente se oye el burbujeo del desangrado...

Sin fuerzas resbala en el charco rojo y observando la lejanía del techo
y una lámpara envejecida alumbrando directo a su silueta. Una lenta
partida segura hacia la era oscura. Con los tímpanos reventados,
el cerebro escazo de oxígeno donde logra despertarse el instinto
de arrepentimiento. Enfrenta cara a cara con la venganza natural,
donde los espectros le ofrecen dirigirse al infierno mientras
que su amada irá al norte a donde la mandó.

Retoma el arma filoso y lo inserta en su estómago por primera vez, pero
la falta de fuerzas le impide lograr el cometido. Por segunda vez intenta
y lo engancha internamente... Para intentarlo por tercera vez
pierde la noción y las fuerzas por completo y sin poder remediarlo
sus brazos caen a los costados. De igual forma, le corresponde esperar
su castigo, la lentitud de su huída. Sufre demacradamente, ya le es
imposible gritar por la burbujas de sangre que salen de su boca
y de cada fosa nasal. Cae en cuenta de su penitencia y solo le toca
esperar, asfixiándose en su propio mar rojo...



¿Un castigo divino o un regalo infernal?

Dedicado a Psicodelirium
www.psicodelirium.wordpress.com